miércoles, 20 de octubre de 2010

CONSONANCIAS Y DISONANCIAS



CONSONANCIAS Y DISONANCIAS

Ni menos que una autoridad en música, el Doctor Howard Hanson, Director
de la Escuela de Música Rochester Eastman, se interesó en el estudio de la
música como un agente curativo. Algunas de las conclusiones del Doctor
Hanson fueron detalladas con interés en el American Journal of Psychiatry.

Citamos:

“La consonancia es una deliciosa vitamina en la música. Cuando los
compositores desean ennoblecer, dar vigor e inspirar a sus oyentes,
dependen en gran parte de las consonancias. La disonancia es un virus
perturbador en la música, una combinación de sonidos cargada de
tensión sonora que puede producir cualquier cosa desde la vaga
impaciencia hasta un agudo dolor de oídos. Cuando los compositores
quieren alterar a sus oyentes, hacerlos llorar, suspirar, o que se les llene de
espuma la boca, lo hacen con disonancias”.

“Prácticamente toda la música de la civilización occidental”, este
afamado músico continúa, “consiste de consonancias variablemente
intercaladas con disonancias. Sin embargo, a través de toda la historia
musical las disonancias han mostrado una tendencia a eliminar las
consonancias. Palestrina, quien compuso la más grande de toda la música
litúrgica Católica, se expresaba casi enteramente en consonancias.

Johann Sebastián Bach, producto de la más individualista Reformación
Protestante, usaba las disonancias con libertad, especialmente en sus
momentos emocionales y apasionados”.

Así también lo hizo el gran maestro del drama musical, Richard Wagner.

Nótese un ejemplo de su uso liberal de consonancias en el Preludio de
Lohengrin; y su uso aun más generoso de disonancias, en el Bacanal de
Tannhausser.

Los científicos espirituales entienden que hay dos grandes corrientes de
fuerza musical siendo liberadas sobre el planeta por Jerarquías invisibles.

Las consonancias representan la fuerza constructiva; las disonancias, la
fuerza destructiva. La primera es usada por los Ángeles y la segunda por los
Luciferes, los Ángeles caídos. Con el aumento del pensamiento materialista
desde la Edad Media la tendencia ha sido, como lo observó el Doctor
Hanson, hacia un uso exagerado de las disonancias – las consonancias
fortalecen la naturaleza superior del hombre , las disonancias refuerzan su
naturaleza de deseos. El trabajo de los Ángeles es unirlas, elevarlas,
armonizarlas; la labor de los Luciferinos es separarlas, derribarlas, destruirlas.

La signatura de los Ángeles es armonía; la de los Luciferes es discordia.

En vista de lo anterior, las palabras finales del Doctor Hanson son más
significativas. Diciendo que él está preocupado por el uso desmedido de
disonancias en el jazz, agrega: “Titubeo al pensar en cual será el efecto de
la música sobre la próxima generación si la presente escuela de hot jazz
continúa desarrollándose descontroladamente. Debiera proveer un gran
número de pacientes para hospitales psiquiátricos, y es por lo tanto sólo
justicia poética que la terapéutica musical debiera desarrollarse la menos
hasta el punto donde la música sirva como antídoto para sí misma.

En la primera parte de este volumen hemos intentado demostrar como las
bellas artes de cualquier civilización reflejan la condición espiritual de su
tiempo particular. Esto queda enfáticamente demostrado en la
arquitectura, escultura, pintura y música de nuestra presente era.

Durante las centurias medievales las bellas artes fueron consideradas como
mensajeros espirituales de Dios hacia la humanidad, su inspiración
derivaba de orígenes celestiales. Con el comienzo del siglo quince un
cambio de actitud se hacía manifiesto, conforme los intereses espirituales
eran invalidados por los materiales. Desde entonces el materialismo ha
aumentado a tal grado que en el presente siglo virtualmente la mitad del
mundo se ha hecho ateo. En los países así llamados Cristianos la religión ha
llegado a institucionalizarse y el Eclesiatismo ha tomado en gran extensión
el lugar del Cristianismo.

Hoy en día mucha gente joven parece ser inmune a los intereses religiosos.

Un profesor de ciencia en una de nuestras principales universidades
recientemente observó que entre diez mil estudiantes de ciencia sólo
cincuenta dieron alguna evidencia de interés en materias espirituales. La
generación más joven, en particular aquellos que están estudiando en las
más grandes universidades, en este país, están descartando rápidamente
la Biblia como un libro pasado de moda y supersticioso y la están
reemplazando con las realidades de la ciencia material.

Esto puede parecer como de la poca importancia, pero la vida que está
centrada en Dios o el Todo Bondadoso posee un sentimiento interno de
seguridad, paz y bienestar que ni todas las desarmonías y confusiones del
mundo exterior pueden borrar. Es ciertamente esa gran paz que traspasa
el entendimiento de la cual canta la Biblia. Fue la belleza de esta
incomparable paz interna lo que constituyó el supremo mensaje de las
bellas artes durante la Edad Media, y como el hombre se ha alejado de
esta luz interior así las bellas artes han dejado de divulgar el mensaje de
paz, armonía y belleza. Esto se nota especialmente en las abstracciones
de la escultura y pintura modernas, en la falta de coherencia y
continuidad en la poesía contemporánea, y en las disonancias y
desarmonías en la música de hoy; todas de las cuales están notoriamente
evidenciadas en la ópera “Wozzeck” de Alban Berg, una obra de tragedia
puro de comienzo a fin. Ninguno de los personajes de esta ópera revela el
más leve sentimiento humanitario hacia los demás, ni siquiera los niños.

Cada uno está absorto en sus propios intereses egoístas, del todo
indiferentes a la felicidad o dolor de aquellos cerca de él. La ópera abre
en tragedia y termina en doble tragedia con una nota de amarga ironía.
La nota clave de la ópera hace sonar el tema de funesto destino, obvio e
inevitable desde el principio. No hay nada inspirador o que levante los
ánimos ni en la historia ni en la música, y es evidente que esto es
intencional. Y así la música es verdaderamente expresiva de los motivos y
tensiones dominantes en el discorde y semi-ateo mundo de hoy. Al igual
que mucha de la música del siglo veinte, “Wozzeck” expresa confusión de
mente, oscuridad, alboroto, y una búsqueda sin descanso por algo que
nunca se encuentra en los lugares donde es buscado.

El mensaje de las artes superiores en estos modernos días está bien descrita
en las palabras del poeta:

Voces llorando en la noche,

Voces llorando por la luz

Y sin más lenguaje que un llanto.


* * *

LA MÚSICA
nota clave de la evolución humana
por

Corinne Heline

Traducido por el
Centro fraternal Rosacruz de Santiago,
Chile

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